De récord
El Montepaschi ya cerró el año 2007 con unas cifras escandalosas que les convirtieron en el mejor equipo italiano de los últimos 25 años. Los de Pianigiani ganaron 58 de los 66 partidos oficiales disputados en ese año solar (títulos de Lega y Supercoppa incluidos), un 87.8% de triunfos que ni siquiera los mejores equipos de Messina habían conseguido. Y por insuperable que parezca, la trayectoria del Siena sigue siendo ascendente. El equipo toscano completó la Lega 2007-08 con 41 victorias (por 39 de la 06-07) en 45 partidos (incluidos los play offs), un 91.1% que es el segundo mejor porcentaje de la historia del campeonato trasalpino, sólo por detrás del 26 de 26 del Milán de la 62-63; pleno impensable en el competitivo baloncesto actual. Además, la clasificación para la Final a Cuatro de la Euroliga en Madrid como paso adelante lógico en su evolución.
En la temporada en curso la trayectoria del Montepaschi no decae, ni mucho menos: 7-0 en Lega, 3-1 en la Euroliga y victoria rotunda en la Supercoppa ante el Avellino (por 36 puntos de diferencia). Y todo esto con una plantilla sin súper estrellas, sino buenos jugadores de equipo complementarios entre si (Stonerook, Eze, Kaukenas, Lavrinovic…), hombres rechazados por otros clubes de Euroliga (como Sato, tras paso fugaz por el Barça) y americanos sin experiencia alguna en la NBA (Finley, Domercant y McIntyre, MVP de la última final) que son el motor del ataque sienés.
Seguir creciendo
Para que los logros que han conseguido en el último lustro no se queden en el pasado el Siena tiene claro que debe seguir creciendo, en todos los sentidos. Por ejemplo, ya está prevista la construcción de un nuevo pabellón al sur de la ciudad que ‘jubile’ al obsoleto Palasport. Dicha instalación, con una capacidad para 11.000 espectadores, comenzaría a construirse a principios de 2009 y probablemente estará terminada antes de que empiece la temporada 2011-12.
Otra de las claves en los planes de Minucci es la Euroliga. Tras alcanzar las F4 de 2003 y 2004, la de Madrid fue una confirmación de que su proyecto actual es válido. En las tres ocasiones se quedaron en semifinales, por lo que el siguiente escalón lógico será alcanzar una final, si no un título. Y si bien las diferencias presupuestarias con los máximos favoritos (CSKA, Olympiacos o Panathinaikos) son ostensibles, no lo son tanto en el terreno deportivo, donde su seña de identidad, la defensa (poco más de 70 puntos encajados de media en Lega y Euroliga), les permite plantar cara a cualquiera.
Invirtiendo en el futuro
Uno de los secretos de la buena marcha del Mens Sana es el trabajo que han hecho para que la gente se identifique con un equipo que parece una representación de las Naciones Unidas. No sólo en la ciudad, de unos 60.000 habitantes, sino en toda la provincia de Siena (250.000) e incluso en la región de la Toscana (3.6 millones), de donde procede todo el cuerpo técnico.
Una de las viejas aspiraciones del manager Minucci siempre ha sido poder sacar algún jugador de primer nivel de la zona, lo que cierre el círculo de un trabajo muy bien hecho. Actualmente en la primera plantilla sólo el pívot Luca Lecthaler se formó en las categorías inferiores del club, pero ya se están recogiendo los primeros resultados de su política. La pasada temporada el equipo sub 19 del Mens Sana fue campeón de Italia –pocos días después de que lo consiguieran los mayores– de la categoría superando al Benetton en la final, con nombres como el de David Cournooh –nacido en Ghana–, que pronto sonarán entre los profesionales. Es el cuarto título de ese nivel logrado en los últimos cinco años, que se completan con los alcanzados en el resto de categorías de formación. Todos obtenidos desde que en 2000 se iniciara el patrocinio del equipo por Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo y radicado en su misma ciudad.
El Siena es, por tanto, una potencia a todos los niveles que creció imitando a los mejores equipos de Italia y luego, cuando éstos quedaron atrás, se miró en el espejo de la élite europea (el Tau es el ejemplo más obvio). Su proyecto actual les asegura ser cada año favoritos en Italia y competitivos en Europa; sólo les faltaría una implicación mayor aún de su sponsor –que está por la labor– para que puedan llegar al nivel de los más poderosos. Lo que está claro es que su reinado no es flor de un día.