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Transfers NCAA: qué son, ventajas e inconvenientes

Transfers NCAA: qué son, ventajas e inconvenientes

Marta Moix te explica cómo funciona el tema de los cambios de universidad en la NCAA y te cuenta su experiencia personal en este asunto.

Todos los que seguimos la NCAA alguna vez nos hemos preguntado cómo funciona  el tema de los transfers. Se trata de un cambio de universidad que hacen los jugadores/as. Aquellos que deciden cambiarse de college pueden tener diversas razones, desde que no estén a gusto en su equipo, porque la universidad la que van no tiene la carrera que quieren estudiar, a temas familiares o simplemente por un cambio de aires. El motivo más habitual suele ser que el jugador/a no se encuentra del todo contento en su universidad. Muchas veces pueden pensar que deberían de estar jugando más minutos, que no encajan bien en el equipo o que no congenian del todo con el entrenador o entrenadora.

Todo cambio tiene sus ventajas y desventajas. Las primeras están más claras. Pero, ¿y las desventajas? ¿Qué es lo que conlleva un transfer tanto a nivel de estudios como a nivel deportivo? Aquí os lo contamos.

Cuidado con los créditos

A nivel de estudios la persona que se quiere cambiar de universidad puede llegar a sufrir unas consecuencias que nunca agradan. Hay que transferir todos los créditos al centro de estudios nuevo y muchas veces eso no va tan bien como se querría. Todas las universidades tienen normas y sistemas diferentes, y es posible que no todos los créditos se transfieran y haya que repetir  alguna clase. Esto puede suponer que el student-athlete tenga que quedarse en verano para conseguir créditos durante summer school o que durante un semestre tenga que coger más créditos de lo normal para poder graduarse a tiempo. Por este motivo, el tema de los créditos es un factor a tener en cuenta muchas veces.

Cambiar de equipo y el concepto redshirt

A nivel deportivo, las normas están puestas por la NCAA, pero es verdad que a veces los entrenadores pueden exigir ciertas cosas. En mi caso por ejemplo, mi transfer fue de un equipo de Division II a otro de la misma competición. El entrenador de mi primera universidad me dio vía libre para irme a cualquier equipo menos a uno de la misma conferencia. Si hubiese hecho eso me habría tenido que sentar un año, es decir, no habría podido jugar ese mismo año con mi nuevo equipo. Normalmente cuando pasa esto, los entrenadores ofrecen un redshirt, que quiere decir que, aunque no puedas competir, puedes seguir entrenando teniendo las mismas condiciones a nivel de la beca sin perder un año de elegibilidad NCAA. de los cuatro que tienen para competir todos los student-athletes. Se podría decir que el redshirt es como un quinto año. Muchos os preguntaréis qué hubiera pasado si hubiese elegido una universidad de Division I. En ese caso las normas son diferentes, no podría haber jugado ese mismo año y habría tenido que pedir un redshirt.

En resumen, para subir de Division II a Division I hay que sentarse un año. De Division II a Division II, depende del entrenador. De Division I a Division I hay que sentarse un año normalmente. Y por último, siempre que se baje de división no habría problema alguno para poder jugar ese mismo año.

Españolas y los transfers

Hay muchas españolas que se han hecho un transfer. Jugadoras como Crystal Simmons se cambió de St. John’s (DI) a Morehead State (DI) y, después de un año de redshirt, jugará su última temporada mientras estudia su máster. Inés Mata comenzó su carrera universitaria en Marquette University (DI) y ahora está en Chicago State (DI). Elena de Alfredo que jugó en Toledo University (DI) y terminó su trayecto al lo grande en Tampa University (DII). Como ellas, también hay y habrá muchas otras que buscarán el sitio perfecto para disfrutar de la experiencia americana al máximo.

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