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Calderón, visto por Sardinero, Monje y Ajero. Opiniones sobre su adiós y su carrera

Calderón, visto por Sardinero, Monje y Ajero. Opiniones sobre su adiós y su carrera

José Manuel Calderon se retira. Uno de los mejores bases de la historia del basket español dice adiós. Momento de echar un vistazo a su trayectoria y entender lo que ha supuesto para nuestro baloncesto, de la mano de tres firmas: David Sardinero, Andrés Monje y José Ajero.

Calderón, por David Sardinero

Físico en su primera etapa, evolución y precisión en fases más avanzadas, pero una constante en toda su carrera: la inteligencia. Un valor muchas veces infravalorado en el baloncesto que ha hecho de José Manuel Calderón un profesional ejemplar, de esos que siempre demandan los entrenadores. Y no es fácil decir esto al máximo nivel posible. En plena élite. Su hábitat natural durante los últimos 14 años.

Hay un dato espectacular para entender la dimensión de lo que ha sido José Manuel Calderón. Lo tuiteó Hoopshype nada más conocerse su retirada: solo hay 3 bases extranjeros que hayan estado 14 temporadas en la NBA: Steve Nash, Tony Parker… y José Manuel Calderón. Y ahí va mi argumento. A su manera, Calderón también fue un pionero. Fue a una NBA diferente cuando allí los bases extranjeros, y en concreto los europeos, tenían muy complicada la puerta de entrada. Y se quedó. Tanto como para ser un clasicazo de la liga. Cotizado y valorado allí, en ocasiones incluso más que en  España.

No era fácil dar ese salto y hacerse un hueco. Calderón lo hizo. Y durante toda su carrera mantuvo un compromiso encomiable con la Selección. Detalles, cohesión, esfuerzo y talento, por supuesto, siendo parte protagonista en nuestra historia más gloriosa. Ahora Calderón puede mirar atrás y ver todo lo que ha hecho. Y nosotros sentir que es uno de esos jugadores de los que estar orgullosos.

Calderón, por Andrés Monje

Sería injusto quedarse con la última imagen del Calderón jugador, como lo sería en realidad con la enorme mayoría de profesionales. Durante sus últimas campañas NBA, el extremeño ha desempeñado un rol secundario, mucho más valioso a nivel interno que ante la luz pública. Seguramente contrario al que su gen competitivo hubiese deseado, sí, pero no por ello invisible.

Es preciso, no obstante, recordar qué significó en su momento Calderón para la Liga, uno de los directores de juego más fiables y consistentes; y qué representa para el baloncesto español la carrera de un base que no solo ha sido vertebral en los éxitos de la mejor generación de nuestra historia, sino que también ha disputado catorce temporadas consecutivas en la mejor competición del planeta, que allí se asentó como titular y resultó pieza clave de la evolución de una franquicia y que, más tarde, fue igualmente un secundario de los que toda franquicia desea tener en sus filas. De los que aportan en roles reducidos y lo hacen, incluso más, dando equilibrio al grupo. 

También es admirable la capacidad de evolución que ha tenido el jugador en su carrera. Recicló su perfil encarando el aro, gracias a un tren inferior privilegiado durante sus primeros años, hasta llegar a ser un generador de juego más que bueno e incluso un excepcional tirador. Fue útil cuando tuvo roles con mucho balón y toma de decisiones, lo fue también cuando los tuvo más ajenos al esférico y más ligados a la pura ejecución. Una adaptación constante y eficiente a lo que todos sus equipos necesitaron de él. Fuese lo que fuese. Un ejemplo de profesional y una carrera maravillosa para un icono de nuestro baloncesto.

Calderón, por José Ajero

¿Quién es el mejor base de nuestro basket? Lejos de unicornios como Raül López; el recorrido aún por cerrar de Ricky Rubio o el lugar en cancha en el que podamos poner a Llull… Quizás lo sea Calderón,  que sostiene 14 años de vida en el mejor baloncesto del planeta. Uno tras otro, con la salvedad de largos veranos de sudor en Villanueva de la Serena. Su padre poniendo conos de colores, alguno de la cantera del pueblo recogiendo y pasando balones.

Por el camino, los Raptors ahora son campeones, pero con él conocieron los Playoffs. Un día Spike Lee le regaló zapatillas para que conjuntaran con la equipación de Knicks; otro los Warriors se pegaron y pagaron por él, sin llegar a tener un solo minuto.  Toronto, Nueva York, Detroit, Los Angeles hasta siete ciudades y siete franquicias, todas con un punto común: Que en ellas solo jugaba al basket, que para vivir, ya estaba su dehesa.    

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