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Análisis: ‘Baloncesto en el foco de la pandemia’: el coronavirus y Asia

Análisis: ‘Baloncesto en el foco de la pandemia’: el coronavirus y Asia

A veces no está demás parar y viajar al origen de todo. Escuchar y entender a quienes lo han vivido y superado en primera persona. Es lo que planteamos en este reportaje, publicado el mes pasado en nuestra edición en papel y que ahora recuperamos íntegro

EL ORIGEN

El 21 de enero los Liaoning Leopards jugaron su último partido antes del parón por el Año Nuevo Chino. Unas breves vacaciones que derivaron en dos meses sin liga. Yingkou y Wuhan están separadas por 1.700 kilómetros. Pero al preparador físico y a su hoy entrenador asistente les pilló en España, mientras disfrutaban de varios días de descanso. “El 24 por la mañana me desperté con un mensaje del club diciéndome que me quedase en casa”, comenta Marcos Cerveró. No volvió a China hasta el 17 de febrero. Un par de semanas antes que Alejandro Martínez.

El que fuera entrenador de Iberostar Tenerife y Coosur Betis también estaba en casa y, por esa época, ni siquiera pertenecía al equipo campeón de la liga china en 2018. “Empecé a trabajar con la selección sub-17 en noviembre. En Navidad fuimos a entrenar a Belgrado. Había un runrún, nada confirmado. De ahí fuimos al torneo de L’Hospitalet”. Cuando cerraron Wuhan la Federación China decidió que se quedase en España unos días de vacaciones con billete de vuelta para el día 27 de diciembre. “Me dijeron que no fuese porque no era operativo concentrar a los niños de toda China. Mi contrato terminó el 9 de febrero, seguían interesados, pero no se sabía qué iba a pasar”. De una crisis nació una oportunidad. Una vacante como asistente en el equipo que lidera en la pista el exNBA Lance Stephenson.

Ambos pasaron cuarentena al llegar a China y reconocen que, a finales de marzo, la situación no tenía nada que ver con la de dos meses atrás. Los colegios (volvían) a abrir y las mascarillas ya no (eran) obligatorias en espacios abiertos, pero el virus (seguía) muy presente. “Vayas a donde vayas te toman la temperatura: en el pabellón, en el autobús del equipo, al entrar en un centro comercial… de hecho, allí tienes que escanear un código QR para tenerte localizado por si hay un contagio cuando has estado allí”, aseguraba Martínez, que (comenzaba) a ver pequeños gestos de vuelta a la normalidad como los “primeros atascos” y que los jugadores “ya se presentaron con su pelo arreglado”. Sin embargo, los equipos no (notaban) tanto las restricciones como el resto de la población. “La situación era un poco irreal porque los extranjeros no estaban, pero sólo se paró totalmente los primeros diez o doce días”, (recordaba) un Marcos Cerveró que tuvo que organizar el trabajo físico a distancia desde España. “Respetando lo que decía el Gobierno, cada equipo tomó su decisión”. Con la libertad de poder ejercitarse, otro problema crecía en la CBA. “La mayor incertidumbre era el tema de los americanos y cuándo íbamos a comenzar la liga. (Estuvimos varias) semanas entrenando sin competir y sin saber cuándo empezaba la competición. Es duro mentalmente entrenar sin saber para cuándo ni cómo”.

A 20 días para el supuesto reinicio de la competición, ni Brandon Bass, ni Lance Stephenson habían regresado al equipo. “Estoy en contacto permanente con ellos, sobre todo cuando volví, que me preguntaron por la situación aquí. Lance promedia 37 minutos y Brandon, 33. Cuando lleguen no los van a querer poner 15 minutos. Y ese va a ser el reto más grande. Tienen que hacer cuarentena al llegar, han perdido ritmo de juego y no tendrán muchos días de entrenamientos antes de empezar a competir de nuevo. Ambos han trabajado y son buenos chicos. Ninguno tiene un carácter complicado. Lance, que da la fachada de loco y veleta, tampoco. Te ríes con él porque sus salidas son para grabarlas, pero los dos son buenos chicos para trabajar”.

(Parecía que se acababa la espera. El 15 de abril debía volver la competición, aunque aún no ha vuelto). Con un cambio sustancial: diez equipos (debían de competir) en Qingdao y los otros diez en Dongguan. “Hay que jugar 16 partidos. Nueve con rivales distintos y luego repetiremos contra equipos hasta completar los 16 partidos que nos faltaban por disputar de liga regular. Sin público. Cada semana, cuatro partidos y al finalizar esos siete días reevaluarán la situación para ver si volvemos a casa y se normaliza la liga o si seguimos así. Luego habrá un playoff”, explicaba Alejandro Martínez. “He tenido la fortuna de que el día que llegué se supo la fecha en la que se empezaba a jugar. El chip de los jugadores ha cambiado. Están desesperados por jugar, con muchas ganas de saber el calendario”. Algo que también será vital para su trabajo como asistente y encargado del scouting de los rivales. “Estoy pendiente de saber si los americanos, u otros extranjeros, de los rivales llegan o no. Variará el planteamiento si no vienen todos o si vienen menos de los esperados. Ahora mismo entrenamos seis días a la semana y, tres de ellos, doble sesión”.

JAPÓN: INTENTO FALLIDO

Esta situación sin precedentes está motivando que muchos entrenadores saquen todo su talento e ingenio. “Está siendo muy estimulante tener que reinventarte y buscar soluciones ante un problema que nunca habías tenido”. Lo dice Luis Guil, el entrenador del Saga Ballooners, el líder de la tercera división de Japón. Allí no ha habido confinamiento de la población, pero tras unos doscientos positivos por coronavirus sí se cancelaron las clases y los eventos que congregasen público. “No hemos dejado de entrenar nunca. Nos comunicaron que la liga se posponía, pero seguimos trabajando y jugamos amistosos. Extremamos las medidas de higiene, eso sí. La liga decidió empezar a puerta cerrada tras aproximadamente un mes de parón. Algún jugador americano, ante la llamada de su gobierno, decide volverse. Se dan caso de algún jugador con fiebre y se suspenden partidos. No es lo mismo jugar con los extranjeros o sin ellos así que volvieron a cancelar temporalmente”. Poco después de la publicación del artículo, el ayudante de Sergio Scariolo tuvo que regresar a España.

Tras varias reuniones, (la federación nipona debía de tomar una decisión el 27 de marzo, una semana antes del supuesto reinicio de la actividad). “Ahora no podemos cambiar jugadores, así que tomamos la decisión de entrenar sin contacto y sin vendar. Estos entrenamientos son difícilmente motivadores para los jugadores, así que todo lo hemos enfocado a competiciones. Técnica individual ofensiva, defensiva, trabajo de espacios o cinco contra cero en competición. Minimizamos el riesgo de lesiones intentando mantener el ritmo competitivo”.

Este segundo e inesperado parón fue difícil de digerir especialmente para un jugador que apostó por la liga japonesa para recuperar sensaciones y volver a brillar. Tras diez meses lesionado Pablo Aguilar aterrizó en el actual líder de la primera división nipona con ganas de reencontrarse. Nada más lejos de la realidad. “Llegué y se paró la liga por primera vez. Aproveché para volver a entrenar cinco contra cinco y aprenderme los sistemas. Aquí las jornadas son contra el mismo equipo y se juega sábado y domingo. Tras el visto bueno para volver a jugar, a siete minutos de que comenzase el primer partido nos reunió el entrenador para decirnos que se cancelaba. Sabíamos que un jugador rival había tenido fiebre, pero allí otros dos jugadores dijeron sentirse mal. No nos dieron más explicaciones. Sólo que nos fuéramos para el hotel. Creo que el miedo por la situación ayudó a que se cancelase el partido. Me reía pensando que no me podía estar pasando eso. No me lo podía creer. Al día siguiente no supimos si íbamos a jugar hasta poco antes de comenzar el partido. Lo hicimos y me sentí muy bien”.

Firmó un doble-doble en su estreno en la B1. Un estreno fugaz porque después de ese partido hubo otros ese mismo día que no se pudieron disputar porque había árbitros que se encontraban mal. Se volvía suspender la liga. “El segundo parón es mucho peor que el primero”, palabra del MVP de la Copa Emperador, Sebas Saiz.“El primero lo asumes porque la situación iba mal, pero ahora la incertidumbre es muy grande. El país se mueve con normalidad, seguimos entrenando, pero no compitiendo. Aunque lo que peor llevo es tener libertad aquí y que vosotros estéis pasándolo mal. Siento que debería estar allí con mi familia”, un sentimiento generalizado en todos los que han participado en este reportaje. “Tienes la cabeza en mil sitios, sin saber si volvemos a competir y ése no es el mayor problema. Lo es que la mayoría de los americanos no quieren volver a Japón o quieren irse a su país por la amenaza de Donald Trump de cerrar fronteras. Es la mayor preocupación que tenemos todos los extranjeros de la liga, que cierren fronteras y no podamos volver a casa”.

A finales de marzo se suspendieron los vuelos directos Tokio – Madrid y quedó prohibida la entrada en Japón a todo aquel que viniera de la capital de España. Clubes, como el que dirige Luis Guil, han puesto a disposición de los americanos un avión privado para llevarles de vuelta a Estados Unidos en caso de emergencia y planes similares para el técnico sevillano y su ayudante, Fernando Calero.

LOS EXTRANJEROS

Es un escenario a contemplar y que, (posteriormente, se dio incluso equipos de la Liga Endesa). Estadounidenses que quieren volver a su país. Cuando esto pase, recuerden que hay otras ligas en las que los extranjeros son americanos y también españoles. Ya sea de nacimiento o de formación, como Marko Todorovic. “No sé si me vas a creer, pero estaba esperando que me llamasen todo el rato. Tenía muchas ganas de entrenar y estar con el equipo. No estoy acostumbrado a estar parado. ¡Dos meses! Sabiendo cómo son y cómo hacen todo supuse que la situación estaba controlada. Estaba tranquilo. Son increíblemente disciplinados, han podido superar y controlar el virus en poco tiempo. Hasta han construido una especie de aeropuerto dentro del aeropuerto para que no te cruces con otros pasajeros”.

El internacional montenegrino (atendió) a Gigantes en la recta final de su cuarentena. “Me quedan tres días, entrenando en casa gracias a material que me trajo la gente del club. Me someteré a un test para ver si no tengo el virus y, si todo va bien, a volver a entrenar”. A Todorovic la explosión del coronavirus le pilló aprovechando sus días libres por el Año Nuevo en Beijing con su esposa. “De repente cerró la ciudad. Encontrar un restaurante era imposible. Casi ni salimos del hotel. Al notar esta atmosfera empecé a sentirme un poco claustrofóbico. La cosa se complicaría si me quedaba y cerraban fronteras. Intenté que se fuera mi mujer, pero no quiso. Compramos dos billetes y nos fuimos. El club no nos comunicó nada, nos dijeron que si no había novedades habría entrenamiento al día siguiente. Avanzó el día y las noticias empeoraron, saqué el billete y luego avisé al club de que al día siguiente no iba a estar allí. Esperaba que lo entendiesen. Tomamos la decisión todos los extranjeros, que vivimos en el mismo hotel, nos marchamos el mismo día y no hubo ningún problema. Lo entendieron”.

Una diáspora de jugadores de la que muchos clubes europeos trataron de aprovecharse. “Cuando decidí ir a jugar a China el único peroera que la vuelta a Europa iba a ser más difícil. Para nada. Nunca en mi vida he tenido tantas opciones. No sólo de equipos españoles”, comenta entre risas. “Todo el verano buscando sitio en equipos Euroliga y no lo hubo. Incluso antes del virus tuve una oferta de un equipo Euroliga. Les dije que empecé aquí y quería terminar la liga”. En tiempos de ERTEs y rebajas de sueldos el Tianjing Pioneers (en el que Marko promedia 22 puntos y 13 rebotes) respetó su contrato al máximo. “Me han pagado cada mes como si hubiera estado aquí. Tampoco me interesaba firmar con otro equipo porque tenía la esperanza de terminar el trabajo que habíamos empezado aquí, pero también ellos han hecho todo de su parte para que nosotros no quisiéramos hacer otra cosa. Se merecen un respeto y una responsabilidad por haber seguido pagando aunque no estuviera allí”.

MORALEJA PARA TODOS

El impulso competitivo de Marko Todorovic se traduce así. “En China quieren que metamos muchos puntos, así que lo primero que voy a hacer cuando vuelva a jugar con mi equipo es no pasársela a nadie. Lo tengo claro. Voy a tener más ambición que nunca para ir al aro”. El de Sebas Saiz es dar el máximo. “Tantos partidos los disfrutas, pero no los aprecias. Después de dos años he vuelto a ser feliz jugando a baloncesto. Cuando te quitan algo lo vuelves apreciar al recuperarlo. Ese primer momento competiendo en una cancha, delante del otro equipo, es lo que más voy a disfrutar”. Ese deseo es el mismo que guió a Pablo Aguilar a un país del que se enamoró años atrás y en el que sigue empeñado en triunfar. Un desafío que empuja a nuestros entrenadores y preparadores a dar su mejor versión a pesar de la dificultad que representa ver, desde la distancia, cómo sufren sus familias.

Ojalá ellos lean este reportaje compitiendo de nuevo. Ojalá ustedes lo hayan hecho con sus padres, sus abuelos, sus hijos. Con quienes hayan querido y donde les haya apetecido. Será buen síntoma. El de la recuperación. Porque aunque el papel sea caduco también tiene esa magia capaz de trasladarnos a determinados lugares y momentos gracias a los ojos de otros. Gente con una mirada distinta a la de otras entrevistas que habíamos tenido en otras ocasiones.

Charlas distintas en las que el baloncesto era la excusa y pronto pasaba a un segundo plano

Esta vez las conversaciones empezaron, terminaron y, en varias ocasiones, se cortaron de golpe de la misma manera: “¿Cómo están en España?” “¿La familia, bien?” “Tiene mucho mérito lo que estáis haciendo”. “Muchísimo ánimo porque todos juntos vamos a salir de esto y lo celebraremos como toca”. Charlas distintas en las que el baloncesto era la excusa y pronto pasaba a un segundo plano. Es la resaca y el aprendizaje que deja una pandemia que nos ha robado, entre otras muchas (y más importantes) cosas; el balón, las gradas y las canastas. Es el mensaje unísono de los nuestros. De aquellos a los que el baloncesto les acercó al foco de la pandemia. A cierre de edición, Japón decidió cancelar su liga definitivamente el 27 de marzo dando por campeones a los líderes de cada división y cancelando los descensos. Sí habrá ascensos. En China sigue todo en el aire. El Gobierno anunció el cierre de fronteras a extranjeros para el 28 de marzo. La cancelación es una opción muy real ahora.

* (Varios detalles de este artículo han sido modificados, entre paréntesis, en su edición web al trasladarse desde su formato papel, publicado en abril)

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